lunes, 18 de enero de 2016

MÁRGENES


   Hay personas cuya vida se enmarca en un cuaderno de cuadrícula; tienden a hacer números, a colocarlo todo, a encajarlo entre límites. La única libertad que se permiten es la de los márgenes, que son una pequeña parte de la hoja, no la principal. Suele ser la vida del asalariado, del conformista.
   Otros escriben su vida en cuaderno de líneas; su libertad tiene una sola dimensión, regida por algo que la determina y da su tono principal. Es la recta la que define su día a día, el ritmo fijo, el reloj. El margen les da miedo, porque rompe la simetría, permite el exceso, la divagación. Los profesionales liberales suelen ser adictos a este papel. Los capitalistas también.
  Por fin otros necesitan la página en blanco, en la que el margen lo es todo. Evitan los límites, se exponen a la asimetría, la divagación; buscan el vuelo y la fluctuación. El único margen es el fin de la hoja, la misma vida. No se limitan además a tan solo escribir. Necesitan dibujar; aparecen el dibujo y las curvas en cualquier proporción. Ellos son su propio límite. Es el nivel del artista, el científico, el creador, el cínico.
   Cuadriculado, lineado, en blanco. Tú compras, tú eliges el cuaderno de tu vida.

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